DE UN REMATE A UNA GRAN CIUDAD - Temperley cumplió 148 años
llenos de historias
DIARIO LA TERCERA - Martes, 16 de octubre de 2018
George Allison
Temperley nació en 1823 en Newcastle. Llegó a la Argentina en 1838. Un 16 de
octubre de 1870 se realiza un remate en tierras que le pertenecían y allí
comienza la vida de una ciudad que hoy es próspera y llena de historias para
contar.
Colaboraron: Federico Gastón Guerra / Rubén Ginzo
Foto de la nota del DIARIO LA TERCERA
George Temperley nació
en Newcastle en 1823. En 1838 llegó a la Argentina donde empezó a trabajar en
un almacén de ramos generales. Se casó en 1846 con Charlotte Knight. Un año
después exportaba lanas y frutos del país e importaba ropa que vendía en su
comercio de Cangallo 62 numeración antigua de la Capital Federal. Hacia 1851 se
casó en segundas nupcias con su cuñada Caroline.
George Allison Temperley
Su llegada a las
tierras sureñas fue en 1854 cuando adquirió de manos de los hermanos Marenco,
un campo de 51 hectáreas limitado por la avenida Almirante Brown, las calles
Dorrego, Juncal-Lavalle y la avenida Eva Perón (ex Pasco), donde construyó una
preciosa casa quinta, de puro estilo inglés, que fue una de las más lujosas del
Río de la Plata con hermosos parques. Finalmente, la chacra es dividida
totalmente para dar paso al nuevo pueblo.
Un 16 de octubre de
1870, Temperley realizó la división de sus tierras y a partir de ese día
comenzaría a gestarse la ciudad que lleva su apellido, a escasos 20 kilómetros
al sur de Capital Federal. Puso en remate 139 lotes y colaboró de manera activa
con los compradores, muchos de la colectividad inglesa, facilitándoles incluso
parte del material de construcción.
En 1871 se inauguró la
estación Temperley del Ferrocarril del Sur "lo cual trajo consigo no sólo
pobladores, sino también mejoras económicas. El mismísimo Presidente de la
Nación, Nicolás Avellaneda, fue quien le compró a George el sector central de
su quinta, lugar donde residió durante un corto tiempo", destaca el blog
Nuestro Temperley.
- Anécdotas de una ciudad
La calle 25 de mayo
Es una de las calles
con mayor historia de la ciudad. Esta arteria fue el foco fundamental para el
crecimiento de la urbe.
El tramo que comprende
la calle 25 de Mayo, es bastante prolongado, ya que une el Antiguo Hospital
Español con la estación ferroviaria de Temperley.
Su empedrado, fue un
factor singular para que la calle se convirtiera rápidamente en una muy
concurrida senda, ya que los automovilistas encontraban un andar más sereno y
armónico; y a la vez era la arteria que unía al vecindario con el ferrocarril,
al igual que ahora.
El tramo de la calle
que comienza en el Hospital Español anexo Temperley, guarda una historia muy
particular en lo concerniente a la conformación de su empedrado.
En un documento sobre
los orígenes del Hospital, el ex Director del nosocomio, el médico Marcos
Eserequis reveló que el adoquinado hasta la Avenida Hipólito Yrigoyen, aún
existente, fue pergeñado por directivos del Hospital, para que por ese entonces
puedan entrar y salir los coches con mercadería, hacia la Capital Federal.
El Tranvía también fue
por varios años, rey indiscutido de la Calle 25 de Mayo, ya que la misma era
parte del recorrido Turdera - Temperley. El tranway se movilizó sobre el
empedrado hasta los albores de los años 20. Los coches eran tirados por
caballos y la terminal estaba en la estación de Temperley, donde los pasajeros
en su gran mayoría se bajaban allí para tomar el tren.
Las primeras farmacias
La primera botica que
tuvo Temperley fue la "Farmacia Duchini", esta abrió sus puertas en
1900 frente a la estación del ferrocarril Roca, en la calle Meeks casi esquina
25 de Mayo. No sólo funcionó como botica sino que también en su local se
realizaron reuniones con personajes que fueron protagonistas de la historia
nacional como "el Teniente General Pablo Riccieri, Pastor Obligado, Juan
Argerich, entre otros vecinos. Las tertulias que allí se hacían eran amenizadas
con buena música, una copa y buena charla. Como si algo faltara, allí también
se pintaban cuadros", cuenta Jorge Gualco y Alberto De Paula en el libro
"Temperley su historia, su gente".
"¿Quién no
recuerda a la vez, a más de una vecina que detenía la marcha del tranvía con la
justificada protesta de más de un pasajero en apuros, para pedirle al conductor
que le trajera de la farmacia de Duchini un paquete de algodón, o $0.20
centavos de sal inglesa. O bien, el diario La Prensa, o cualquier otro
menester, que tan bien y con buena voluntad se prestaban a hacer los muchachos
que gobernaban la yunta mala cara de la ya destartalada carroza", nuevamente
Manuel Severi es quien pintaba de cuerpo entero, con tradiciones cotidianas, la
vida de dos pueblos que respiraban aires campestres y latían a otro ritmo.
La historia de Toto
Oscar Alberto
Loguercio, conocido como "Toto", nació en la calle Avellaneda, el 2
de marzo de 1936, bancario de toda su vida, sus abuelos vinieron de Italia y
vivieron en la calle 25 de Mayo. Sus pequeñas anécdotas, recuerdan una época
que pasó.
"Curse la primaria
en la Escuela N°3, primera escuela pública de Temperley, en el año 1945.
Recuerdo a mis maestras: Sra. Edelmira, la Sra. Colombo, Sra. De López y mi
compañera de banco era Rosita Lucero, una de las primeras mujeres empresarias
de la ciudad", mencionó.
"Mi familia fue de
ferroviarios, estuve después de la primaria en la Escuela de Aprendizaje N°
127, en Remedios de Escalada, pero no me recibí de técnico. Fui bancario en el
Banco Central 40 años, traicioné la tradición del lugar donde todos eran ferroviarios",
manifestó.
Toto, guarda un
especial recuerdo de los bailes de barrio: "Cuando éramos chicos íbamos a
bailar al Rosedal, a la Puebla del Brollón y después de casado íbamos a los
bailes del Club Temperley a ver las orquestas: disfrutamos de Julio Sosa, Juan
D´Arienzo, los mejores tangueros, también recuerdo las multitudinarias fiestas
de carnaval, los corsos de 25 de Mayo (donde antiguamente pasaba el tranvía) y
que eran parada obligada antes de ir a bailar".
Se enorgullece en ser
el socio vitalicio N° 170 del Club Atlético Temperley. Su pasión. Empezó a ir a
la cancha a los 9 años y como era menor tenía que ingeniárselas para poder
asistir a los cotejos: "No podía entrar sin un mayor, recuerdo cuando jugó
Temperley (6)- Gimnasia (3), y para entrar me puse a vender la revista
"Empuje", en la tranquera de 9 de Julio y ahí pasaba. Mi hermano es
Nicolás "Chingolo" Loguercio, muy conocido, famoso militante del
Club". Su corazoncito celeste -y su rivalidad con Banfield-lo hace
destacar, que "la primera presidenta de un club de fútbol, fue Natividad
Gallego de Platense, la segunda fue Edith Pecorelli de Temperley, la tercera
fue Gladys Ruifernandez de San Martín de Burzaco".
"A Temperley le
deseo lo mejor de corazón. Toda mi vida viví acá, y me lo voy a llevar en mi
corazón. Somos hinchas de Temperley, de la ciudad y del Club", finalizó.
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