La radio en la Argentina y esos locos
del aire
Por
Federico Guerra
Hace
98 años Enrique Telémaco Susini y un grupo de locos cortaban la cinta e
inauguraban las transmisiones radiales en el mundo. Un 27 de agosto de 1920
emitieron la obra Parcifal, por radio.
Voces entrecortadas
y ruidosas llegaban a cada hogar y se metían como flechas en los pocos
receptores que había en Buenos Aires. Y así las palabras y la música comenzaban
a ser parte del aire, y nadie entendía demasiado esa especie de magia nueva que
atravesaba muros de concreto sin ser vista.
En las décadas de
1920 y 1930 la programación era entre conciertos, obras de teatro, un poco de
humor con el dúo Buono Striano y algún que otro Boletín Sintético bajo el
auspicio de Cafiaspirina o aceite Ricoltore.
Después, en los ’40
y ’50 las brodcasting emitieron radioteatros, géneros hechos para la radio,
reflexión, serenatas telefónicas con Gregorio Barrios y enlaces desde Radio
Belgrano a todo el país. Como lo anunciaban las voces del Teatro Relámpago Federal
y los actores de Chispazos de Tradición.
En los ’60, y ya
con la televisión como centro de escena, la temática cambió. Fontana con su Fontana show y Larrea en los
albores del interminable Rapidísimo le dieron a las emisoras aires de cambio.
Todo chiquito breve y conciso, sin desperdiciar un minuto, parafraseando a
Guerreo Martineithz y su Show del Minuto.
Los ’70 y el
deporte como cabalgata informativa, con la voz de Muñoz, Macaya Márquez y los
motores al rojo de ese Coche a la
Vista que dejaba sin palabras cada vez que se gritaba: atento
Fioravanti. Aunque entre tanto ruido de pelota, la voces sensuales de Nora Perlé, y el Tren
Fantasma de Omar Cerasuolo invitaban a encender la radio para compartir
momentos...
Los ’80 y la
llegada de las FM, con más música y mejor calidad técnica, que dejó sin efecto
a la tan utilizada música funcional. Locutores con voces melosas,
preferentemente de mujeres. Eso sí, Mañanitas Nocturnas y la Gallina Verde
dejaban en su lugar a la AM ,
entre Jorge Vacari y los comienzos de Alejandro Dolina, los programas se hacían
para escuchar.
Ya en los ’90 la
radio pasa a ser estrictamente para periodistas, y con escasa producción.
También nacen con enorme fuerza las FM barriales, truchas, que con poco y nada
emiten a veces bien y otras... sólo emiten.
En 2018 la radio puede escucharse desde casi cualquier
formato pero están intactas las locuras y las ganas de aquellos locos de la
azotea.
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