Einstein, el sabio, pasó por Llavallol
La visita fue en marzo de 1925. Los
vecinos de la época lo describieron con una personalidad parca y hosca. Se alojó en la cabaña de una familia de dinero
Por Federico Gastón Guerra
“Nunca
llegarás a nada”, le expresó un maestro a un niño de escuela primaria que
estaba papando moscas y que tenía cara de estar en la luna. Pero el chico
estaba concentrado en otra cosa, y no en las amenazas del docente que se
exasperaba al verlo inactivo y poco participativo en la clase.
La anécdota le
ocurrió a Albert Einstein y la refleja en “Memorias del fuego” el escritor
Eduardo Galeno, quien agrega que ese chico “se preguntaba cómo sería la luz
vista por alguien que pudiera cabalgar un rayo; cuando se hizo hombre encontró
la respuesta, que resultó ser la teoría de la relatividad”.
El
científico alemán recorrió el mundo dando conferencias y clases magistrales en
relación a la teoría que lo convirtió en el hombre de mayor prestigio dentro de
la ciencia física.
En uno de los
tantos viajes recaló en Buenos Aires y de allí viajó a refugiarse en la
tranquilidad campestre de Llavallol. Fue invitado por la Asociación Hebraica y la Universidad de Buenos Aires. Llegó al puerto en el Cap. Polonio de bandera alemana, temprano aquel 25 de marzo de 1925 cuatro años
después de haber obtenido el Premio Nobel.Era presidente de la Nación Marcelo T. de Alvear.
“Arribó al puerto de Buenos Aires un hombre
desalineado y aparentemente distante del medio que lo rodeaba. Ejecutaba
brillantemente el violín y tenía el antecedentes de haber sido un mediocre
alumno de matemáticas”, se lee en el libro “Llavallol hojeando recuerdos”.
La estadía fue en
la cabaña de los Wesserman, donde está el Colegio La Milagrosa. Claro que
recién llegado Einstein se hospedó unos días en la residencia que esta familia
tenía en la Capital Federal, donde el mundo porteño agasajó con todos honores
“al sabio”.
El historiador
Carlos Liotta relató que “el vecino Agapito llevó al científico hasta la Cabaña
en su coche de servicio y que lo describió como un hombre retraído y muy parco
en las palabras”.
La quinta de
Wasserman era una de las más lujosas de la época ya que contaba con un monte de
5.000 durazneros, amplio parque que con una importante plantación de frutales
que eran recogidos en época y trasladados en tren y camión al Mercado de
Abasto.
“Don Bruno
Wasserman tenía una hermosa limousine -describe el libro ‘Llavallol, hojeando
recuerdos’- para su uso personal. Era amante del lujo y del boato: en sus
tierras existía un campo de polo, lo que le permitía alternar con lo más alto
de la sociedad.”
En este contexto es
que el creador de la teoría de la relatividad pasó unos días de descanso. Sin
molestias, ruidos o curiosos que puedan molestar o perturbar largas tertulias o
descansos prolongados.
La personalidad del
visitante fue descripta como introvertida y estructurada. “Era de cabellos
grises largos, vestía pantalones negros y pulóver gris, y tenía un carácter muy
huraño”, lo describieron los vecinos de ese entonces.
Aunque de todo
puede suceder cuando las personas no están acostumbradas a los aires de campo.
El hecho más recordado, y que corrió por todo Llavallol, fue la oportunidad en
la cual Einstein intentó ordeñar una vaca con poco éxito.
El diario La Unión, en la edición por el 135º
de Lomas de Zamora, relata así el suceso: “Dicen que en cierta oportunidad, al
tratar de ordeñar una vaca está sacudió la cola ensuciándole el cuello.
-¡Caramba! -exclamó el sabio- dicen que sé tanto pero ¡esto no lo sabía! El
mayordomo, muy solícito, acudió en su ayuda y le lavó el cuello ante la
perplejidad del físico”.
Al concluir la visita del alemán, Wasserman
enviuda y se va a vivir a Neuquén para formar una nueva vida. La cabaña pasa a
manos del City Hotel de la Capital Federal. Amplia las instalaciones, mejora la
estructura edilicia y lo incorpora al complejo hotelero.
Por su parte el físico no deja de trabajar en
nuevos proyectos, pero sin lugar a dudas la forma de ser de Albert Einstein
jamás cambió por esto el uruguayo Eduardo Galeano lo describió así: “El más
célebre de los sabios tiene los más tristes ojos de la historia humana”.
Tal vez, una de los
pocos momentos graciosos lo ha vivido en Llavallol, cerca de la sociedad
porteña, pero muy lejos del ruido de la gran ciudad capital.
Eisntein, “el
sabio” que pasó por Llavallol y que hoy muy pocos recuerdan...
Ilustración: http://lomasmarket.com.ar
Einstein periodista
En uno de los
artículos para La Prensa, Einstein reiteró su deseo de transmitir su visión del
mundo. Así detalla parte de ese artículo la periodista de BBC Mundo Rosario
Gabino:
"Quiero que en
la Argentina, en cuya capital reconozco un gran centro de cultura, se conozcan
los fundamentos de mi teoría, tal como la entiendo y no bajo el aspecto en que
me la presentan admiradores entusiastas que, en el calor de la polémica, la
desfiguran muchas veces."
Perfil de un sabio
Albert Einstein
nació en la ciudad bávara de Ulm el 14 de marzo de 1879. Fue el hijo
primogénito de Hermann Einstein y de Pauline Koch, judíos ambos, cuyas familias
procedían de Suabia. Al siguiente año se trasladaron a Munich, en donde el
padre se estableció, junto con su hermano Jakob, como comerciante en las
novedades electrotécnicas de la época.
El pequeño Albert
fue un niño quieto y ensimismado, que tuvo un desarrollo intelectual lento. El
propio Einstein atribuyó a esa lentitud el hecho de haber sido la única persona
que elaborase una teoría como la de la relatividad: «un adulto normal no se
inquieta por los problemas que plantean el espacio y el tiempo, pues considera
que todo lo que hay que saber al respecto lo conoce ya desde su primera
infancia. Yo, por el contrario, he tenido un desarrollo tan lento que no he
empezado a plantearme preguntas sobre el espacio y el tiempo hasta que he sido
mayor».
En 1894, las
dificultades económicas hicieron que la familia (aumentada desde 1881, por el
nacimiento de una hija, Maya) se trasladara a Milán; Einstein permaneció en
Munich para terminar sus estudios secundarios, reuniéndose con sus padres al
año siguiente. En el otoño de 1896, inició sus estudios superiores en la
Eidgenossische Technische Hochschule de Zurich, en donde fue alumno del
matemático Hermann Minkowski, quien posteriormente generalizó el formalismo
cuatridimensional introducido por las teorías de su antiguo alumno. El 23 de
junio de 1902, empezó a prestar sus servicios en la Oficina Confederal de la
Propiedad Intelectual de Berna, donde trabajó hasta 1909. En 1903, contrajo
matrimonio con Mileva Maric, antigua compañera de estudios en Zurich, con quien
tuvo dos hijos: Hans Albert y Eduard, nacidos respectivamente en 1904 y en
1910. En 1919 se divorciaron, y Einstein se casó de nuevo con su prima Elsa.
Durante 1905,
publicó cinco trabajos en los Annalen der Physik: el primero de ellos le valió
el grado de doctor por la Universidad de Zurich, y los cuatro restantes
acabaron por imponer un cambio radical en la imagen que la ciencia ofrece del
universo. De éstos, el primero proporcionaba una explicación teórica, en
términos estadísticos, del movimiento browniano, y el segundo daba una interpretación
del efecto fotoeléctrico basada en la hipótesis de que la luz está integrada
por cuantos individuales, más tarde denominados fotones; los dos trabajos
restantes sentaban las bases de la teoría restringida de la relatividad,
estableciendo la equivalencia entre la energía E de una cierta cantidad de
materia y su masa m, en términos de la famosa ecuación E = mc², donde c es la
velocidad de la luz, que se supone constante.
En 1909, inició su
carrera de docente universitario en Zurich, pasando luego a Praga y regresando
de nuevo a Zurich en 1912 para ser profesor del Politécnico, en donde había
realizado sus estudios. En 1914 pasó a Berlín como miembro de la Academia de
Ciencias prusiana. El estallido de la Primera Guerra Mundial le forzó a
separarse de su familia, por entonces de vacaciones en Suiza y que ya no volvió
a reunirse con él.
Contra el sentir
generalizado de la comunidad académica berlinesa, Einstein se manifestó por
entonces abiertamente antibelicista, influido en sus actitudes por las doctrinas
pacifistas de Romain Rolland.
Einstein concentró
sus esfuerzos en hallar una relación matemática entre el electromagnetismo y la
atracción gravitatoria, empeñado en avanzar hacia el que, para él, debía ser el
objetivo último de la física: descubrir las leyes comunes que, supuestamente,
habían de regir el comportamiento de todos los objetos del universo, desde las
partículas subatómicas hasta los cuerpos estelares. Tal investigación, que
ocupó el resto de su vida, resultó infructuosa y acabó por acarrearle el
extrañamiento respecto del resto de la comunidad científica.
Luego de las
explosiones de Hiroshima y Nagasaki, se unió a los científicos que buscaban la
manera de impedir el uso futuro de la bomba y propuso la formación de un
gobierno mundial a partir del embrión constituido por las Naciones Unidas. Pero
sus propuestas en pro de que la humanidad evitara las amenazas de destrucción
individual y colectiva, formuladas en nombre de una singular amalgama de
ciencia, religión y socialismo, recibieron de los políticos un rechazo
comparable a las críticas respetuosas que suscitaron entre los científicos sus
sucesivas versiones de la idea de un campo unificado.
Fuente de Perfil de un sabio: biografíasyvidas.com
Frases célebres de un célebre
·
Todos somos muy ignorantes. Lo que
ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.
·
Nunca consideres el estudio como
una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y
maravilloso mundo del saber.
·
Si buscas resultados distintos, no
hagas siempre lo mismo.
·
La vida es muy peligrosa. No por
las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa.
·
Hay dos cosas infinitas: el
Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro.
·
Hay una fuerza motriz más poderosa
que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.
·
Los grandes espíritus siempre han
encontrado una violenta oposición de parte de mentes mediocres.
Comentarios
Publicar un comentario